Existen numerosas leyendas en relación al Festival de Medio Otoño y su origen.
Hoy conoceremos una de ellas: La Historia de Cháng-é y por qué se comen Pasteles de la Luna
Hace mucho tiempo existían diez soles en el cielo. El dios del cielo y la tierra 天帝Tiān-Dì les ordenó turnarse cada día para subir al cielo uno a uno hasta que llegara la noche, momento en el cual podrían volver al palacio para descansar.
Como resultado de todo esto las personas casi no podían subsistir y en vista de lo sucedido el emperador Yáo Dì llamó al valiente arquero Hòu Yì 后羿 para que le ayudara en este asunto.
El emperador le entregó el arco y las flechas sagradas ordenándole que fuera y asustara a los malvados soles.
El arquero aceptó el encargo y fue a advertir a los soles, pero los soles no mostraron ningún miedo ante esta advertencia. El arquero comenzó a lanzarles flechas una tras otra y los soles comenzaron a caer uno detrás del otro.
El emperador pensó que si dejaba el cielo sin soles las personas no podrían subsistir, de manera que retiró rápidamente las flechas sagradas al arquero dejando que sólo permaneciera un sol en el cielo.
Desafortunadamente, un enemigo del arquero descubrió la pócima y obligó a la mujer a entregársela, ésta rápidamente abrió la caja en donde estaba la pócima y se la tragó elevándose poco a poco hacia la luna en donde se convirtió en inmortal.
Cuando el arquero supo lo sucedido se entristeció mucho y dispuso una mesa con las comidas y frutas preferidas de su mujer con el objetivo de demostrarle su amor. Cada año en el mismo día siguió preparando ese banquete para acercarse a su amor.
Otro día hablaremos sobre la historia de Chang en la Luna
Pero esto es solo un mito. A lo largo del tiempo, la luna ha despertado toda clase de costumbres que se mantienen hasta nuestros días, desde ofrendas en su honor, su contemplación y la degustación de pasteles con su forma, hasta el uso de las flores de osmanthus y su vino.
En este periodo del año la luna luce más redonda y brillante que nunca y dicha forma nos alude a la unión, a la añoranza por estar entre los suyos.
Es también la época en que los frutos del campo están en su punto y, por tanto, el tiempo perfecto para celebrar con alegría la cosecha. Además, es una oportunidad para el disfrute de poemas y canciones alusivos a la fiesta de los intelectuales de antaño.