Ya estamos en 2024.
En febrero también daremos la bienvenida al año del Dragón.
Un nuevo año, una nueva oportunidad.
Sigue siendo necesario mejorar, mirar nuestro corazón, trabajar nuestro espíritu para enriquecer este mundo que tenemos olvidado entre tanto egoísmo.
Tener la convicción de que cada instante es una nueva oportunidad es la llave para que la naturaleza siga su curso y que el cambio como algo implícito dentro de ésta, nos permita evolucionar hacia una sociedad más justa, más coherente, poniendo en el centro la vida, el cuidado de la salud, la familia… la propia Tierra y el Cielo.
“El Tao cubre el Cielo, sostiene la Tierra, se extiende en cuatro cuadrantes, se ensancha a los ocho polos.
De altura inaccesible, de profundidad insondable, abarca el Cielo y la Tierra y se da en lo Sin-forma …
En la verticalidad, llena Cielo y Tierra, en horizontalidad, une los cuatro mares.
Se extiende hasta lo sin-fondo, y no tiene alba ni atardecer …
Une las cuatro amarras, contiene el yin y el yang y es el hilo que une los espacios y los tiempos, hace brillar los tres luminares.
Tan cenagoso, tan fangoso, tan fino, tan impalpable.
Por él son elevados los montes, profundos los abismos.
Por él caminan los cuadrúpedos y vuelan las aves.
Por él brillan el sol y la luna y giran los astros.
Por él retoza el licornio y planea el fénix.”
淮南子 𝘏𝘶𝘢𝘪𝘯𝘢𝘯 𝘻𝘪
¡Feliz año a todos y todas!
Nos vemos en el Camino